Diversidad

Circula por ahí un vídeo con un experimento de un Canal de TV de Dinamarca. Se coloca a un grupo de personas en cajas según ciertos cánones habituales: inmigrantes, urbanitas, dinero… Después se dan otro tipo de consignas y se crean nuevos grupos: son padres adoptivos, les gusta bailar… Las agrupaciones primeras se descomponen y aparecen otras sorprendentes.

Diversidad. Cuando empezaron las manifestaciones reivindicativas de lo que, todavía hoy, se llama genéricamente Día del Orgullo, a la primera definición Gay, G, se le empezaron a añadir letras, hasta que casi teníamos un alfabeto. La intención de visibilizar era muy buena y, en ocasiones, necesaria. Pero la palabra diversidad engloba todas. Cada ser humano es único y no siempre tiene que sentirse cómodo en una etiqueta. Ni siquiera tiene por qué sentirse igual en diferentes momentos de su vida.

Diversidad también en la muerte. En Córdoba, se han celebrado las jornadas ‘La causa de los 4.000’. Emociona, y entristece, leer algunas descripciones de desaparecidos, los detalles que, antes de una prueba de ADN, pueden resultar esclarecedores cuando se encuentran unos restos: una cojera, unos dedos unidos, cualquier detalle del esqueleto nos habla de las circunstancias, terribles, de la muerte. No son una masa, son seres, con nombre y apellidos.

Diversidad en las personas que buscan amparo en nuestras costas: edad, procedencia, razones para la huida. Quienes vinieron desde el Aquarius, las que llegaron, por otros medios, a las costas andaluzas, son también diversas.

Me gusta que, en Córdoba, la marcha de hoy, día 28, sea la II Marcha por la Diversidad. Cabemos todos y todas.

Allí estaremos para manifestarnos por quienes no pueden hacerlo. Queremos recordar, somos así, un poco aguafiestas, que las violaciones de derechos humanos LGBTI son generalizadas. 72 países penalizan la homosexualidad con pena de cárcel o castigos físicos y 13 podrían aplicar la pena de muerte. Aprovechando el mundial de fútbol, queremos poner el foco en Rusia. Oksana Berezovskaya es representante de la organización Avers, que lucha contra la discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género. Son especialmente hostigadas desde la aprobación de la conocida como «ley de propaganda homosexual».

Pero, como hemos dicho, nos importa la diversidad. Y, en Rusia, recordamos otros nombres. Valentina Cherevatenko, de Mujeres del Don, inspeccionada por la «ley de agentes extranjeros». Y Oyub Titiev, checheno y director del Centro de Derechos Humanos Memorial en Grozni. Tienen en común que son perseguidos, perseguidas, por su trabajo de defensa de los derechos humanos. Diversidad en una causa común.

Y en otra parte del mundo. Alejandra huyó de los ataques y la extorsión sufridos por su identidad transgénero en El Salvador y pidió asilo en Estados Unidos en noviembre de 2017. Desde diciembre permanece recluida en el centro de detención de Cibola, en Nuevo México.

Hoy, 28 de junio, marcharemos por la Diversidad y celebraremos la normalización de muchas identidades en nuestra sociedad. No olvidaremos a quienes no pueden manifestarse.

Julio 2018

Shawkan

Había pensado titular este artículo «Prensa» y bromear sobre las diferentes acepciones de esta palabra, sobre cómo este nombre, que reconocemos como de toda la vida (quiosco de prensa, prensa canallesca) sigue teniendo vigencia. La Asociación de la Prensa sigue llamándose así, y no de otra manera, aunque conviva con otras asociaciones más específicas de medios digitales y/o audiovisuales. Pero, después de revisar mis notas, pensé que debía el título a Shawkan. El fotoperiodista Mahmud Abu Zeid, alias Shawkan, lleva casi mil días entre rejas en Egipto, poco después de que captara con su cámara el brutal desalojo policial de las acampadas islamistas de El Cairo. Su imagen detrás de unos barrotes, simulando hacer una fotografía con una cámara imaginaria, ha dado la vuelta al mundo y se ha convertido en un icono de la lucha por la libertad de prensa. No es el único caso. El 3 de mayo se celebró el Día de la Libertad de Prensa. Reporteros Sin Fronteras y Amnistía Internacional han denunciado que la lucha contra el terrorismo está sirviendo de coartada, en muchos países, para limitar la libertad de información con leyes represivas. Y me temo que es uno de esos días que se olvidan en cuanto pasan. Por eso, en plena Feria de Córdoba, me decido a escribir sobre la importancia de la libertad de información para favorecer la expresión y la difusión del pensamiento

Y nunca es tarde para sacar a la luz algunos nombres (imposible citar todos): Mohammad al-Otaibi y Abdullah al- Attawi, de Arabia Saudi; Nazeeha Saeed y Nabeel Rajab de Bahréin; Joseph Nsabiyabandi de Burundi; Huang Qi de China; Narges Mohammadi de Irán; Wa Lone y Kyaw Soe Oo en Myanmar; Zehra Doğan, y los hermanos Altan de Turquía; Yekaterina Vologzheninovay Novaya Gazeta, de Rusia; y Villca Fernández de Venezuela. Ahora mismo hay abierta una ciberacción por Hisham Gaafar, también de Egipto. Debemos recordar, también, que en Turquía se han cerrado más 180 medios de comunicación, mientras más de 100 periodistas permanecen en detención preventiva por acusaciones arbitrarias o por cargos falsos. Y nos entristece conocer que el periodismo en México es una profesión de riesgo. Reporteros sin Fronteras ha declarado que, en 2016, México fue el tercer país más mortal del mundo para periodistas, superado únicamente por Siria y Afganistán. Hoy me hubiera gustado hablar del informe de Amnistía internacional sobre los recortes sanitarios, del Sí es Sí, y de otros asuntos. Pero no olvidemos que una prensa fuerte y libre es la que nos permite conocer y difundir esas denuncias e investigaciones. La Libertad de prensa tiene mucho que ver con la Libertad de expresión pero no es lo mismo, aunque vayan de la mano. Tener una prensa libre y fuerte es algo más que proteger los derechos de las personas individuales a expresarse libremente.

Por eso, casi un mes después, en plena Feria, pongo mi grano de arena en favor de la libertad de prensa, y escojo como título SHAWKAN.

Mayo 2018

Odio

«Del amor al odio no hay más que un paso», se dice. No tengo claro si lo contrario es cierto: del odio al amor. Sí, se dice, en la sabiduría popular, que, a veces, una inicial enemistad o rechazo, da paso a pasiones extremas; y el cine está lleno de películas que explotan este argumento. Pero me preocupa más el odio grupal. Cuando yo era adolescente, recuerdo el impacto que me produjo la visión de la película La jauría humana. Esa sensación de impotencia, de fuerzas desatadas sin control, de no querer saber, de condenar previamente. Entonces, y todavía hay gente que lo dice, lo vi como algo de una época de los Estados Unidos. No hace muchos días, se me ha puesto la piel de gallina ante la visión de grupos de personas, en nuestro país, gritando «¡Pena de muerte!» al paso de una detenida.

No voy a hablar de los delitos de odio, de moda últimamente. Voy a hablar del informe anual de Amnistía internacional. Dice este informe, publicado el 22 de febrero: «El mundo está sufriendo las terribles consecuencias de la retórica del odio, que amenaza con normalizar la discriminación en gran escala de los grupos marginados.Sobre los asuntos del mundo se ciernen los fantasmas del odio y el miedo, y son pocos los gobiernos que salen en defensa de los derechos humanos en estos tiempos de inquietud.» Además, se hace hincapié en cómo esediscurso del odio se pudo observar, en 2017, en lemas xenófobos y la represión generalizada de las comunidades LGBTI. Esa retórica se puso aun más de manifiesto con la denigración de las personas refugiadas y migrantes, incluso en los niveles más altos de muchos gobiernos. Hay muchas más preocupaciones. El documento puede descargarse gratuitamente desde la página web de Amnistía internacional.

Pero hay un lado positivo. Las políticas regresivas han impulsado a numerosas personas a sumarse a luchas que vienen librándose desde hace tiempo, y ha habido muchas victorias importantes que el activismo por los derechos humanos ha contribuido a lograr. Existe un creciente movimiento, en frentes diversos, que permite en verdad abrigar la esperanza de invertir estas tendencias.

Y, como muestra. En junio hubo una campaña mundial, a la que nos sumamos en Córdoba: «No Hate, No Fear» (Sin odio, sin miedo). Se multiplicaron imágenes de Estatuas de la Libertad, con ese lema,en todo el mundo. Aquí la paseamos por el Puente Romano. En una carta al periódico cité una palabras de Averroes que tengo siempre en mi mente: «La ignorancia lleva al miedo, el miedo lleva al odio, el odio lleva a la violencia. He aquí la ecuación».

No me cansaré de repetir esta cita. Además de pelear contra el odio y la violencia, tan difíciles de combatir, luchemos contra la ignorancia.

Marzo 2018

Refugio climático

Un buen amigo matemático solía ironizar sobre las reacciones de muchas personas cuando se publican las estadísticas: «Eso que dicen es mentira, que me pregunten a mí o a mi vecino, que de eso sabemos mucho». Después de un verano interminable, llevamos un invierno bastante frío. Solo la ausencia de agua evita que nos olvidemos del cambio climático. Aun así, siempre hay quien «graciosamente» no puede evitar comentarios sarcásticos acerca del calentamiento global . Por eso mismo, escojo hoy hablar de algunas consecuencias de las graves alteraciones en el clima. Porque el extremo frío y el extremo calor, y muchos otros fenómenos atmosféricos, forman parte de un mismo problema.
Y he escogido el título que he escogido porque no estamos hablando, ni siquiera, de los Derechos Humanos de la llamada Tercera generación. No voy a defender el derecho a un medio ambiente sano, a la justicia climática: lo haré otro día. Hablamos de personas expulsadas de sus hogares como consecuencia de la extrema sequía, en unos casos, y de la subida del nivel del mar, en otros. Cada vez más se está hablando de Refugiadas y Refugiados climáticos. Lo hizo Sami Naïr en el Foro de Andalucía Solidaria, hace unos meses. Con ejemplos contundentes de desiertos que avanzan en África.
Y, en el otro extremo, tierras inundadas y pueblos que desaparecen. Según un estudio de la Universidad de Cornell, la subida del nivel del mar podría dejar 2.000 millones de refugiados climáticos. El aumento de la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos (como huracanes, inundaciones, sequías…) provocará, también, más desplazamientos Y ya que el Día 8 de marzo está cercano, no olvidemos la perspectiva de género. «Las mujeres se ven más afectadas por el cambio climático, porque tienen una dependencia financiera menor y están mucho más sujetas a los resultados agrícolas», explicó la periodista Fiona Harvey, de The Guardian, en una conferencia sobre Justicia Climática en el Parlamento Europeo. Otra periodista, Sara Cantos, en un artículo de este verano, nos hablaba de cómo Hodo Hassan Osman y sus vecinas lo perdieron todo a causa de la sequía, que ya se anota tres temporadas en Somalilandia. Tras perder su ganado, con 32 años y ocho hijos, salió en busca de la lluvia. Hoy, después de tres años y otro hijo, subsiste junto a otras 920 familias de pastores sin reses, en el campamento de desplazados de Digaale. Al igual que el dinero viaja libremente por el mundo, lo hacen los gases de efecto invernadero. No se les piden visados. Personas, pueblos, cuya huella ecológica es mínima, sufren las consecuencias de nuestra forma de vida. Nuestro consumo obliga, al otro lado del mundo, a desplazamientos forzosos.

¿Seguiremos hablando de emigrantes económicos?
¿Quién se aprovecha de quién?
Febrero 2018

Nabi Saleh

Ya he comentado, en otra ocasión, cómo el activismo en diferentes organizaciones, especialmente sí tienen carácter internacional, nos ayuda a aprender muchas cosas, geografía entre otras.

Es curioso cómo nos ofendemos cuando alguien del extranjero muestra su desconocimiento acerca de España, o incluso de Córdoba, y cómo paseamos nuestra ignorancia con aplomo y desprecio hacia lo que se sale de nuestro entorno geográfico o cultural. Al fútbol debemos agradecerle que se conozca Camerún y sepamos que nh, en portugués/brasileño, se pronuncia como nuestra ñ (¡gracias Ronaldinho!). Hace unos años, pedí a un estudiante chino, que tenía como alumno, que nos señalara en un mapa de China su ciudad de origen. No había oído hablar de ella en mi vida; tenía ocho millones de habitantes.

Nabi Saleh no tiene ocho millones de habitantes, es una aldea pequeña, en Cisjordania. Cisjordania está menos presente en las noticias que Gaza. La resistencia palestina, en Nabi Saleh, es pacífica y el hostigamiento, por parte de las autoridades israelíes, continuo. Hay que recordar que el muro de Cisjordania separa el interior de los propios territorios palestinos. Para ir a trabajar, a recolectar, hay que atravesar un sinnúmero de controles. El Grupo de Amnistía Internacional en Córdoba ha trabajado apoyando a los habitantes de la aldea de Jayyus, también en Cisjordania, y su principal problema era que les permitieran acceder a sus tierras sin la excesiva demora que hacía peligrar las cosechas.

En el año 2013, en diciembre, con motivo del Día internacional de los Derechos Humanos, nos visitaron, en Córdoba, dos miembros de la familia Tamini. Hasta una semana antes no teníamos confirmación de la visita por las trabas en la concesión del visado. Entonces aprendí quiénes eran los habitantes de Nabi Saleh, cómo habían apostado sin dudas por la resistencia pacífica. Tuve la suerte de compartir comida y cena con ellos, además de la charla, y de aprender muchas cosas, gracias a unos magníficos amigos palestino-cordobeses, que nos hicieron de traductores. Se puede encontrar el vídeo de esta charla en la web del Grupo Local de Amnistía en Córdoba.

Hoy tenemos que hablar de Ahed Tamini, encarcelada a muy temprana edad. Ahed, como Raif Badawi, en Arabia Saudí, debe tomarse como símbolo de resistencia, y no debemos olvidar que es solo la cara visible de una realidad mucho más amplia. Más de 300 menores están presos en cárceles de Israel.

El día 30 de enero se celebra el Día Internacional de la No Violencia y la Paz. No sé qué haríamos hoy con Gandhi, cuya muerte se conmemora ese día. Pintaremos palomas y recortaremos símbolos en los colegios. Haremos marchas y diremos que hay que luchar por la paz, sin saber muy bien qué queremos decir con ello.

De vegades la pau no és mes que por (‘A veces la paz no es más que miedo’) cantaba Raimon. No dejemos que lo sea.

Enero 2018

Inocencia

Cuando era niña, hace ya bastantes años, me gustaba ir a ver las luces de Navidad, visitar belenes, pero, sobre todo, me encantaba el Día de los Inocentes. Recortaba monigotes de papel (eso no se puede hacer con una tablet o un smartphone) de los abundantes periódicos que había en mi casa, y buscaba la ocasión de pegarlos, con disimulo, en la espalda de alguien, para, al rato, cantar inocente, inocente. Mi padre escudriñaba la portada del periódico en busca de la inocentada del año. Pocos años después, la realidad se llenó de tantas inocentadas que muchas veces me encontré leyendo noticias de broma convencida de que eran verdad, y a la inversa.

Frente a estas simpáticas inocentadas está la trágica realidad de víctimas que, por su edad, son, necesariamente, inocentes de la realidad en la que se han visto envueltas. A estas víctimas quiero dedicar hoy esta columna.

A los menores no acompañados, que vagan por Europa sin que nadie se haga cargo de ellos (2.100 en las islas griegas). A menores que trabajan en minas de cobalto de la RDC sin que pidamos responsabilidades a nuestros proveedores de aparatos electrónicos. A niños soldado, y a niñas soldado, que tienen mucho más difícil reinsertarse cuando dejan el combate. A las 100 millones de niñas en el mundo que se habrán casado antes de 2021. A los albinos perseguidos desde niños. A quienes malviven en campos de refugiados (en Moira, Médicos sin Fronteras ha montado una clínica pediátrica imprescindible). A los niños de las cárceles de Honduras (otro país olvidado). A las minorías romaníes discriminadas en el acceso a la educación en República Checa, Croacia, Grecia. A las víctimas de la mutilación genital femenina (tres millones de niñas en el mundo, en Europa 180.000 corren ese riesgo). A quienes malviven, trabajando con sus familias, en vertederos de Madagascar. A los menores que mueren de hambre en el campo de refugiados de Waliyow, en Somalia. A los niños y niñas de Gaza, que sufren trastorno de estrés postraumático, depresión y ansiedad por los bombardeos. Y a tantos y tantas…

Y, bien cerca. A quienes «no se han enterado» de que la crisis ya se ha terminado y no pueden calentarse, van al colegio sin desayunar, son desalojados de su casa con sus familias, o viven en esas infraviviendas que existen también en Córdoba, sí, en Córdoba, y que preferimos ignorar porque están escondidas debajo de la autopista. Esto de robar títulos a los escritores se está convirtiendo en una costumbre. Esta vez adapto a García Márquez: «Cuando era feliz e indocumentada».

Diciembre 2017

Vida y muerte

«Que te mueras», «¡me dejas muerta!», son expresiones que podemos oír en ocasiones y, cuya aparente rotundidad, queda amortiguada por el ambiente de complicidad, camaradería, en que se pronuncian, por los gestos que indican la falsedad de lo afirmado. Siempre en un ambiente familiar, amistoso, en el curso de una conversación en la que manifestamos sorpresa, broma, cansancio. En las redes, y presencialmente, hay quien expresa deseos mucho más dañinos; hay quien, ante la disidencia, deja salir todo un mar de odio en frases sin ambigüedad. Una persona cercana me dijo: ¿cómo se puede desear la muerte de alguien?

El 30 de noviembre se celebra, en muchas ciudades, la iniciativa Ciudades por la vida. Edificios relevantes de la ciudad se iluminan con una imagen inequívoca de No a la Pena de Muerte. Es una iniciativa de la Comunidad de Sant’Egidio, secundada por muchos Grupos de Amnistía Internacional. En Córdoba lo hemos hecho en varias ocasiones, la última hace dos años en la Corredera. Y, en diciembre de 2016, nuestro Ayuntamiento aprobó una declaración institucional proclamando a Córdoba Ciudad por la Vida. Es el contrapunto a la conmemoración, que no celebración, del 10 de octubre como Día contra la Pena de Muerte vigente, aún, en muchas partes del mundo. Hoy quiero poner el foco en un colectivo particularmente amenazado.

El 27 de octubre de este año, la Federación Arco Iris entregó sus premios en Córdoba. Frente a las palabras, mayoritarias, de alegría por la creciente normalización y aceptación de la diversidad sexual en nuestra sociedad, Antonio Hurtado nos recordó una realidad terrible: en 13 países la homosexualidad puede suponer pena de muerte. En torno a 70 países tipifican como ilegales las relaciones consentidas entre personas del mismo sexo, y la gran mayoría las castigan con penas de cárcel. Entre el 1 de enero de 2008 y el 31 de diciembre de 2014 fueron documentados 1.731 asesinatos en el mundo contra personas transgénero. Las personas transgénero son especialmente perseguidas y rechazadas en su identidad.

No vayamos muy lejos. Para el día 10 de diciembre Amnistía Internacional ha escogido, entre otros, el caso de Sakris Kupila, joven transgénero defensor de derechos humanos, de Finlandia. En Finlandia no puedes cambiar tu nombre, y que se adapte a tu identidad de género, si no te han diagnosticado/a como enfermo/a mental y te esterilizas. Por denunciarlo y pedir al gobierno cambios en la legislación, Sakris ha sufrido persecución, intimidación, amenazas de ser golpeado y abierta hostilidad hacia él, que hicieron que dejara los estudios durante un año. Frente a una frase bien conocida, y de triste recuerdo, afirmo.

Viva la vida.

Noviembre 2017

Rohingyas, Yazidíes, Uigures

Luis Rojas Marcos escribió hace unos años un artículo titulado El voluntariado es bueno para la salud. Yo añadiría que es bueno para la memoria y para aprender geografía. Todavía recuerdo lo que me costó aprender los diferentes nombres por los que han pasado algunos países, Myanmar, sin ir más lejos. Y ya que estamos. La primera vez que oí hablar de Aung San Suu Kyi tuve que intervenir en un programa de radio local (en aquella época las radios locales se interesaban por estos temas)Llevaba este nombre y algún otro en una «chuleta», se me cayó al suelo y tuve que improvisar sobre la marcha. A partir de entonces me apliqué.

Myanmar, Birmania, Burma. En las últimas semanas, quienes tenemos una cierta preocupación por lo que ocurre lejos de las fronteras, presentes y futuras, hemos oído hablar y hemos leído acerca de los rohingyas. Solo en páginas interiores o de pasada, no vayamos a creer que esto es algo como una final de Champion o el tema innombrable que ocupa las portadas… El pretexto para su feroz persecución es, cómo no, el Terrorismo.
Mientras casi 400.000 personas refugiadas huían de la limpieza étnica en Myanmar, los líderes mundiales reunidos en la Asamblea General de las Naciones Unidas no se avergonzaban no sólo de haber incumplido sus promesas de admitir más refugiados, sino tampoco de haber desmantelado activamente derechos de las personas refugiadas en muchas partes del mundo.
En unos días habremos olvidado esta palabra, rohingya, como ya no recordamos, si alguna vez lo supimos, o quisimos saber, quiénes eran los yazidíes, perseguidos por el ISIS y tratados sospechosamente por los países a los que intentaban huir. Se calcula que al menos 3.200 hombres fueron asesinados y 6.800 mujeres fueron secuestradas y vendidas como esclavas sexuales. Doscientas mil personas se vieron obligadas a abandonar la región, y miles murieron de hambre y sed durante su huida. 
¿Y los uigures? Nunca oí hablar de ellos hasta que el Grupo Local de Amnistía Internacional adoptó a Nurmemet Yasin como preso de conciencia. Las minorías, en China, ocupan un territorio más grande que algunos países europeos.
No olvidemos los problemas locales, y disfrutemos de un perol por San Rafael con personas cercanas, pero abramos la lente de nuestros ojos y relativicemos algunas miserias.
Rohingyas, Yazidíes, Uigures y tantos más. Le robo la frase a Ciro Alegría: El mundo es ancho y ajeno.
Octubre 2017

Influencers

La primera vez que oí esta palabra me quedé un poco desconcertada: ¿personas que influyen?, ¿qué clase de influencia?, ¿sobre quién influyen?, ¿qué pinta esta palabra en inglés en los medios?

Vivimos malos tiempos para la información. La supuesta democratización del periodismo no nos ha traído sino confusión y falta de auténtico liderazgo. No sé si la profesión periodística tuvo más prestigio en otros momentos. Siempre se hicieron chistes, «no digas a mi madre que soy periodista, ella cree que toco el piano en un burdel», pero el mismo chiste era algo que suponía una influencia. Ahora parece que los y las influencers son artistas o personas «normales» que marcan tendencia, tendencia en moda, en gustos, y que tienen millones de seguidores. ¿Es todo publicidad? La mayor influencer del mundo dice que su prestigio se basa en la credibilidad.

Yo también busco en los medios personas que tienen, para mí, credibilidad, y me paso el día intentando contrastar y desmentir esas afirmaciones falsas que corren por las redes de tiempo en tiempo. Sigue habiendo periodistas en quienes confiamos, a los que acudimos cuando nos sentimos confusas ante la realidad vertiginosa.

Y, una vez más, parece que quienes más valor dan al periodismo son países «con déficit democrático», bonito eufemismo para que nadie nos acuse. En Turquía (según Free Turkey Media) parece que ya son más de 130 los periodistas detenidos. Pero también hay problemas en España: denuncias y acusaciones a quien quiere hacer su trabajo, multas por intentar informar y miradas hacia otro lado cuando lo que se publica en algunas portadas es de dudosa verdad

Raif Badawi, sí, una vez más debemos hablar de él, sigue en una cárcel de Arabia Saudí. Su delito: escribir un blog en el que aparecían afirmaciones «blasfemas». Ahora mismo hay una campaña en twitter en la que están participando numerosos dibujantes publicando viñetas alusivas al castigo de los mil latigazos (Cartoon againts every lash). Y hoy quiero recordar y difundir una parte de los cargos que se presentaron contra Raif: le acusaban de no haber retirado artículos de otras personas en su web, incluido uno que sugería que Al-Imam Mohamed ibn Saud University se había convertido en «una guarida para terrorista.

Releo esta última frase, por mi mente pasan imágenes recientes, y noto que me recorre un escalofrío por la espalda y la piel de mis brazos empieza a recordar a la de una gallina.

Septiembre de 2017

Cómplices

Cómplices era y es un grupo de música que cantaba, en sus comienzos: « Es por ti que soy un duende/ cómplice del viento/ Que se escapa de madrugada/ Para colarse por tu ventana».

La palabra cómplice y, más aún, complicidad, puede despertar en cada persona ecos positivos o negativos. Se puede, y se ha utilizado, y se utiliza, como arma arrojadiza: sois cómplices de… Pero, también, se habla de complicidad como algo que acerca a las personas, que nos remite a la empatía. Más sugerente que el feeling omnipresente.

http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/complices_1166794.html